Como si de un acto psicomágico se tratara, la edición número 13 del Festival Circarte ha contado con trece días de programación.
El circo no paró desde que el día 30 de septiembre en el ADDA se celebró la primera Gala completamente dedicada a los payasos. Y así han transcurrido trece días intensos llenos de risas, lágrimas, baile, intercambio, reflexión, encuentro, arte y aplausos, donde ha quedado demostrado que la buena suerte es de quien la persigue.
El Festival CIRCARTE ocupa un lugar especial entre los festivales de la provincia de Alicante porque su actividad cultural y artística se caracteriza en la variedad y la expansión a través de sus trece años de existencia.
En la programación convergen espectáculos, actividades familiares, exposiciones, cine y actividades en la naturaleza.
La última semana de esta edición arrancaba el miércoles 19 de octubre en el Paraninfo de la UA. La escuela de Circo valenciana CREAT, levantó al público con su espectáculo Bimsa de Fkanys y el alto nivel acrobático de las artistas.
Para cerrar la jornada del 20 de octubre, MADONNA, de Patricia Pardo, embarcó al público en un viaje generacional donde se puso en valor el amor a la familia y los animales.
Los días 21 y 22 se llevó a cabo la maratón de la recta final con una propuesta de espectáculos donde disfrutaron grandes y pequeños. El Entusiasmo, de Jacinto Sifón Fontana y Karparty, de La Troupe Malabó, ambos daban un salto al pasado tratando conceptos del circo tradicional pero con miradas muy propias y personales. También desfilaron POI de la Compañía D´Es Tro y COBR3 de Zirko Zaurre que hipnotizó con una coreografía milimétrica que convertía en principales protagonistas a las pelotas de malabares.
El fin de fiesta ocurría en el Bancal Escènic de Beniardá el domingo 23.
Para calentar motores se desplegó un Taller de Circo en Familia entre matorrales y árboles que sirvieron de anclaje para colgar las telas o el slackline.
Y se cerró la tarde con el espectáculo POI, de la Compañía D´Es Tro. El público se sumergió en el universo del popular juego de las peonzas fusionado con las artes del circo y las raíces de la cultura mallorquina.
Ver un espectáculo frente al Valle de Guadalest es una experiencia verdaderamente única, y el espectáculo del malabarista y campeón mundial de peonza en 2020, Guillem Vizcaíno, parecía que hubiera sido concebido en el Bancal Escènic.
La prueba y resultado del compromiso con la cultura de la Familia Circarte son algunos de los feedbacks que se escucharon entre los olivos mientras el público abandonaba el Bancal Escènic: <<…lo de hoy ha sido un regalo>>. <<Nos vamos felices y con mas confianza en el mundo>>.
