Carta abierta de Lomi Szil.
1 septiembre de 2022.
Director artístico 2022. Dirección y cordinación general 2009 a 2021. Fundador Festival Circarte.
¡Hola, Familia!
Aprovechando el número 13, quiero hablar de la suerte que tiene Circarte de llegar a esta edición sin tenerle miedo a la mala suerte. Es porque nos sentimos familia. Quizás recordéis el comunicado que emitimos el verano de 2021 hablando del presupuesto en el que todo era mala suerte para Circarte, y eso que solo contamos una parte; hay cosas que no se pueden explicar con números.
En 2009 no había circuito para las compañías de circo y tomé la iniciativa de crear un festival específico en la Comunidad Valenciana. Yo tomé la iniciativa, pero se materializó gracias a las compañeras del sector. El primer año el presupuesto no daba para más que la gasolina y comida de las compañías participantes, y la organización éramos todas voluntarias.
Cuando llegamos a la 10ª edición en 2019, el festival había mutado varias veces, extendido por la provincia con una programación profesional de primer nivel, un equipo humano de una treintena de personas que creían en el proyecto y confiaban en mis ideas. Me producía sensación de satisfacción y responsabilidad a partes iguales. Fue una gran fiesta. Celebramos estar viviendo lo que soñamos una panda de artistas hace 10 años.
Y esa celebración se convirtió poco a poco en la constatación del fin de un ciclo. Vinieron dos años de mala suerte, las dificultades se acumulaban y yo dirigía un equipo por el que sentía mucho respeto y admiración. La confianza que depositaban en mí me colocaba como el último responsable de un proyecto que no paraba de crecer cara al exterior, pero por dentro y sobre todo con las administraciones, era un volver a empezar cada año. Era consciente del poder y la responsabilidad que tenía, y se me hizo grande, mi miedo y saturación estaban limitando las posibilidades de crecer del proyecto. Algo tenía que cambiar.
Pero no sabía cómo afrontar esa transición. Llevaba una década con mi corazón, cuerpo y alma entregado a este proyecto, una “actividad” que se había convertido en sinónimo de mi ser, mi vida y mi forma de aportar lo mejor de mí a la sociedad que me rodea. Circarte me había regalado tantas experiencias de tantos colores que no sería justo destacar ni olvidar ninguna, así que centrémonos en la historia que nos trae al presente.
Respiré hondo y compartí con el equipo las contradicciones de mi corazón, tripa y mente. Mis compañeras también se mostraron con sus miedos e ilusiones. Durante mucho tiempo no hubo respuestas, fuimos improvisando cómo organizarnos internamente, nos fuimos acompañando en nuestros procesos personales y de la mejor forma que pudimos sacamos adelante las siguientes ediciones y nació la Familia Circarte.
Hoy siento que ha merecido la pena toda la mala suerte, aunque a momentos la utopía haya parecido imposible. En 2019 pensé que no podíamos crecer más, pero internamente lo hemos hecho, hemos aprendido y madurado mucho. Hoy comparto el corazón de Circarte (la asamblea que nunca deja de latir) con Gregori, Rocío, Sofía y Elena. El verdadero placer es sentir que nos une lo que nos gustaría cambiar en el mundo, y los proyectos son consecuencia de ello. ¡Gracias, compañeras!
La lista de agradecimientos completa la voy a omitir porque sería interminable y me dejaría a muchas, siendo tantísimas las personas que me han acompañado hasta aquí y que siento como familia. Pero sí quiero felicitar y agradecer hoy a Elena Ludwig por la decisión de asumir la dirección y coordinación general del Festival y permitirme ser un simple director artístico a su disposición.
¡Gracias Familia! ♡
Creo que me gusta el número 13, ¿a vosotras? ¡Nos vemos por Circarte y por la vida!
Lomi